Como ya mencionamos la agroecología tiene diversas acepciones y definiciones, es ideal no reducirla solo a entenderla como el proceso de producción agrícola, ya que la agroecología se traslada a otras luchas y lugares de la sociedad. La agroecología es un movimiento social, esta es percibida como una solución a desafíos actuales como el cambio climático, la malnutrición. La agroecología contrasta al sistema “industrial” y lo transforma para poder crear sistemas alimentarios pertinentes. Esta forma de producción apoya diversas formas de producción de alimentos en pequeña escala y agricultura familiar, agricultores y comunidades rurales, soberanía alimentaria, conocimientos locales, justicia social, cultura e identidad locales y derechos de los indígenas respecto de las semillas y las razas (Altieri y Toledo, 2011; Rosset et al., 2011; Nyéléni, 2015).
Esta disciplina significa volver a reivindicar y reconectar con las formas primitivas de producción agrícola, volver a cultivar la tierra como lo hacían nuestros antepasados con una relación amigable con la tierra y con los alimentos, sin forzar los procesos de producción ni deteriorar la tierra. En este sentido, la agroecología como movimiento social pretende iniciar cambios generalizados en la sociedad promoviendo una gran conexión entre la agroecología, el derecho a una alimentación adecuada y la soberanía alimentaria.La noción de soberanía alimentaria fue introducido a partir de discusiones internacionales por “La Vía Campesina”, definieron como “el derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos de forma sostenible y ecológica, y su derecho a decidir su propio sistema alimentario productivo”.
La agroecología aparece como antecedente de la soberanía alimentaria permitiendo nuevos sistemas de conocimientos tradicionales, donde el papel central lo desempeñan los pequeños productores, las comunidades, organizaciones, y no las empresas agroalimentarias basadas en el agronegocio. La agroecología procura crear sistemas alimentarios locales, resilientes, sostenibles, vinculados al territorio y el ecosistema.En este sentido, la agroecología no debe ser una práctica privilegiada sino que los gobiernos la tienen que propiciar . En el contexto actual de Argentina y Latinoamérica, las grandes multinacionales y los Estados sólo quieren y buscan formas capitalistas de producción donde solo se benefician unos pocos,por lo tanto, es necesario como movimiento y como sociedad organizada presionar, concientizar, informar al resto de las personas para poder conseguir y alcanzar una alimentación sana, segura y soberana.